Cuarta semana del concurso de Microrrelatos Leyendo sueños
Diotima (LSD) que en esta edición se celebró en la librería de Diotima en Barcelona Echoes . Esta es la presentación del evento efectuada por su directora Mar Shilova y los relatos que llegaron al
certamen.
Hola buenas noches a todos y a todas
Como en cualquier competición de la categoría de la nuestra,
vamos llegando al final del camino. Pero tengo una buena noticia para todos. El
concurso se va a alargar dos semanas, porque nos es imposible cortar ahora que
todos estamos tan animados.
He de decir que es un placer ver el nivel de los
participantes que es elevadísimo, y que el entusiasmo demostrado por todas las
amigas y amigos de Diotima es tan grande que nos llena de verdadero orgullo
para seguir adelante con el concurso.
Hoy vamos a presentar diez relatos, diez formas distintas de
imaginar una historia con un principio idéntico. La frase de la semana era “Y
al otro lado de la ventana, nada de nada”. Una frase que siendo neutra, nos permitía
fantasear sobre lo que deseamos ver cuando miramos por una ventana.
Así que mejor empezamos con la lectura ya, no os parece?
1.
Título: Divertimento final
Autor: Cool Vella.
Puntuación: 24.45
Y al
otro lado de la ventana, nada de nada. No es que no divisara nada digno de
interés o especialmente bello. No era que ante mi vista se extendiera cualquier
tipo de superficie amplia y anodina, sin singularidad alguna que sirviera de
referencia. Sencillamente, nada. Un vacío absoluto de indefinible color.
Me siento extraordinariamente sobresaltado en esos primeros
momentos que siguen al despertar. Miro y veo, en mi muñeca, junto al lugar que
suele ocupar el reloj, unos números grabados en mi piel. Una primera secuencia
21022012 que coincide con la fecha. Sobre ella, otra más corta y enigmática:
0550. Las dos se extienden dibujadas en rojo.
Un pensamiento fugaz, pero de extraordinaria claridad: todos
los que aquí vienen, mientras desgranaban sus vidas, se entrenaban para estar
muertos. Sin duda es éste mi momento y estoy en el inicio después de mi final.
Era mi fecha. Era mi hora.
A un primer desasosiego, sigue el miedo, el pavor. A todo
esto le sigue la aceptación. Me rindo a la evidencia y empieza a nacer la
ansiedad curiosa por aquello que ha de venir o ¿será nada y nada más?
Un estridente zumbido rompe el silencio y despierto. En mi
reloj de mesilla estridencia roja luminosa. En la hora 05:50. En la fecha
21/02/2012. Empapado en sudor frío, respiro aliviado. Ha sido sueño, sólo una
pesadilla. Ya más tranquilo inicio mi cotidiana rutina.
Al salir a la calle noto una humedad que no es orvallo,
chirimiri o calabobos. ¡No! La lluvia era tan espesa, y tan persistente, que
parecía ser lanzada con calderos sobre nuestras cabezas por cien manos a la
vez. Sin pensármelo dos veces, me zambullo en ella. Me dejo llover, me dejo
mojar, me dejo-con una sonrisa tonta de alivio dibujada en mi cara-… ¡Vivir!
*****
2.
Título: Alucinación
Autor: Natalia ectonite.
Puntuación: 24.30
Y al otro lado de la ventana, nada de nada,
esa ausencia de vida me asustaba por sobre todas las cosas y me volví a mirar a
mi hermano,
Hermano ayúdame, algo anda mal conmigo, te lo juro. Ayúdame
-Conejita, sabes que no puedo tratarte, no sería profesional
de mi parte atenderte, un psiquiatra no debe atender a personas con las que tiene lazos, tú eres mi conejita,
yo no podría tratarte
-Por favor, suplique con lagrimas en mis ojos, te juro que
algo me pasa, a veces cuando duermo escucho voces, me dicen que despierte, que
la realidad me espera, Hermanito, a veces cuando hablamos siento que atan, me
duelen las muñecas ¿Qué me pasa?
Me escuchaste analítico, miraste mis ojos, sonreíste dulce y
te sentaste a mi lado, recuéstate, dijiste y pusiste tu cara profesional
Hablamos de mis padres, de mis sueños, los rotos, los
olvidados, los escondidos y los jamás confesados.
Mientras hablábamos me invadió el terror -hermanito alucino-
dame la mano, tu mano sujeto fuertemente la mía, a mi alrededor todo se volvía blanco, una luz brillante me
cegaba y cuando lograba ver, veía figuras
extrañas blancas -hermanito- gritaba
– tranquila ya paso
- Tengo miedo, ¿qué fue eso?
Eso es una alucinación, tranquila no es real, yo soy real,
me aferre a tu mano y no quise soltarme, las alucinaciones se hacían cada vez
más complejas, me veía a veces sujeta por correas, otras sola frente a una
extraña ventana. Siempre que venían, tú aparecías, y me decías tranquila ya
pasara, descansa en mi que soy real.
Y yo descansaba, pero un día, la alucinación gano y la
ventana cerrada frente a mis ojos estalló, tuve miedo y me invadió el dolor, tu
mi psiquiatra, mi amigo, mi confidente, mi hermano, eras la alucinación.
*****
3.
Título: Más convencional
Autor: Cool Vella. Puntuación:
24.10
Y al otro lado de la ventana,
nada de nada. Eso se mostraba a mis ojos: la nada o, de forma más correcta y
exacta, un desierto de plano pedregal que se extendía hasta el infinito o,
mejor dicho, hasta el horizonte, esa línea donde nuestra vista, acostumbrada
como nosotros a hacer las cosas pequeñas para que le sean asequibles, se empeña
en confundir cielo, mar y tierra.
Pero mi relato no empieza en este punto casi conclusivo,
sino unos diez minutos atrás. Fue en ese momento cuando desperté en la
habitación en que desde hace un tiempo que no sé con certeza precisar, vivo
encerrada. El por qué de mi secuestro y encierro es otra historia que no viene
al caso, ni ahora contaré. Baste saber que no he sido maltratada o abusada,
salvo si ha de ser así considerada la privación de libertad.
Desperté como cualquier día, pero algo no era igual. En mis
muñecas no encontré los grilletes con que habitualmente era asegurada a la
cama. Me sorprendió, al igual que el silencio espeso, carente de los escasos y
lejanos, pero existentes, sonidos que solía percibir. Me incorporé y, tras un
instante de duda, me aventuré a constatar la intuición. Me acerqué a la puerta
y comprobé que su manilla se plegaba a mi deseo y se dejaba abrir. Atisbé el lúgubre
pasillo y en su fondo una esperanzadora claridad. Me debatí en un mar hecho de
miedos y dudas y, al final, avancé.
Con pasos que querían ser precavidos llegué a lo que era un
salón sencillo con amplios ventanales en sus dos alejadas paredes. Llena de
ansiedad me asomé a la más próxima ventana. Miré.
Puedo luchar contra el miedo, nunca contra el imposible.
Sentada en mi cama espero no haber sido abandonada.
*****
4.
Título: El paseo
Autor: Algezares Magic.
Puntuación: 23.70
Y al otro lado de la ventana,
nada de nada y sin embargo tenían que estar allí. Aporreó la puerta, chilló,
pateó… Su tiempo se acababa y nadie parecía darse cuenta…
Era su paseo rutinario después del desayuno, tenía que
verificar unas cuantas cosas y, aunque sólo disponía de 30 minutos, estaba
acostumbrado a hacerlo en 15. Como siempre que andaba con prisas, tenía la
sensación de que algo se le olvidaba pero hoy sólo sería eso… una sensación
propia de la urgencia.
Como hacía siempre al terminar de revisar el perímetro se quedó
unos segundos extasiado con el paisaje. Aquella visión colmaba sus anhelos por
lo que tan duramente había trabajado, por lo que desde pequeño había soñado y
por lo que había perdido a la mujer que quiso…
Estaba empezando a preocuparse pues miraba el reloj y allí
nadie aparecía. El mando que accionaba la puerta era lo que se le había
olvidado, aquello tan pequeño y tan importante que ingenuamente pensó era otra
sensación fallida. Esta vez era real y el tiempo corría…
Gritaba y nadie le oía, no sabía por qué se olvidaron de él.
El tiempo corría y amenazaba seriamente su integridad… empezó a angustiarse
cuando la respiración se le hizo más pesada. El miedo, la soledad, aquello que
tanto amaba le iba a matar…
En la estación espacial, la rutina de otro monótono día
había comenzado cuando el comandante inició su paseo. Ellos se afanaban por
mantener las constantes de aquel inmenso lugar en algo tan hostil como el
espacio exterior…
Sergei se ponía el traje sumido en sus pensamientos. Tenía
que salir a revisar el arreglo del día anterior en la antena de comunicaciones de la estación tan pronto el
comandante volviera… y ya debía haber llegado.
*****
5.
Título: Un juego
Autor: Cool Vella. Puntuación:
23.65
Y al otro lado de la ventana,
nada de nada. Detrás de aquellos vidrios, de aquella preciosa fachada que se
conformaba alrededor de su rotunda estructura, no había nada. Si, invitados,
nos atrevíamos a flanquear su puerta, en su interior sólo vacío. Un vacío
espectacular, rotundo.
Así meditaba mientras observaba sus bellos ojos verdes. Así
reflexionaba mientras me detenía contemplativo en la belleza de su rostro, en
las elegantes formas no exentas tampoco de aquello que es conveniente para
despertar el deseo. Era, sin duda, una mujer extraordinariamente bella y
apetecible en lo estrictamente sensorial: sus facciones y aspecto, su aroma, el
tacto de su piel, su sabor y hasta el timbre de su voz. Disfruto de ello con
deleite y no me avergüenza pregonarlo.
Pero, detrás de todo ello, nada de nada. Ni bueno, ni malo.
Ni frío, ni caliente. Ni dulce, ni amargo. Tal vez, por no ser injusto, una
mínima capacidad de ser cortés, de saberse comportar, de querer agradar en
términos de uso estrictamente social. Unas rutinas, me atrevo a aventurar,
mínimamente implantadas y conseguidas más por imitación que por profunda y
personal convicción.
Y mientras sigo leyendo junto a ella mi libro, sentados los
dos tranquilos, al sol, en la mesa de la agradable terraza de esta cafetería
tan próxima a la arena y al mar, la veo disfrutar en paz de los “santos” de su
revista superficial. La miro y pienso, algo triste, en esa belleza tan vacía,
tan llena de vacío intelectual. Luego reflexiono, recuerdo la edad que nos
separa, me siento culpable por ese amargor que me dio la edad y, más relajado,
contemplo, huelo, acaricio, escucho y hasta saboreo su espectacular belleza.
¿En qué pensará?-me digo-¿Pensar? ¡Que tontería! y sonrío, mientras ella me
sonríe a mí.
(¡Cuando te morirás!
*****
6.
Título: (Sin título)
Autor: Yunus nyn. Puntuación:
23.65
Y al otro lado de la ventana,
nada de nada. Sólo yo absorto en su recuerdo, la extraño.
- ¡Ay mi vida
cuanto trabajo, cuantas horas en el tajo para llegar a fin de mes! ¿Sabes que haríamos si nos tocará la
quiniela?
Le hablo aun a sabiendas que ella no responderá, sumida en
ese profundo sueño que la silencia. Le hablo aunque sé que la quiniela no nos
toca a la gente que trabaja de sol a sol dejándose los ojos, martilleando a
zancadas, en máquinas de coser antiguas, ni a la gente que anuncia, a golpe de
silbidos, el viejo oficio de afilador.
- Si nos tocara una
quiniela, tiraría esa máquina muy lejos. Sí, mi vida, la tiraría allá donde
nadie llega, donde nadie la vea. Y nos iríamos en tren a conocer el mar. Azul,
como tus ojos.
Acaricio su imagen con amor infinito sin esperar respuesta.
- ¡Más quisiera el
mar brillar como brillan tus ojos! Ni tu, ni yo hemos visto el mar.
Allí junto a ese soñado mar, me imagino que mi amada
parecerá una estrella, una linda estrella de mar. De pequeño, una vecina me
enseñó a buscar el sonido del mar en una vieja caracola que fue perdiendo la
sintonía marina al mismo tiempo que se me iban cayendo los años, que se me iba
la infancia.
- Y caminaremos por
la arena, descalzos, sin importar el color ni los agujeros que tengan los
zapatos. ¿Sabes? Se me ha vuelto a abrir el agujero que tapé la semana pasada,
con la media suela que encontré en la basura.
Se lo digo bajito, ahora que no me oye.
Casi todas las noches le abro mi alma a una foto antigua,
amparado en el secreto de confesión de su sueño, mi amada eterna.
*****
7.
Título: Maria
Autor: Kar Gabilondo. Puntuación:
23.25
Y al otro lado de la ventana,
nada de nada. Llevaba esperando mucho
tiempo a que él la viniera a buscar pues así se lo prometió aquel día de enero
antes de partir. Habían pasado años, pero ella seguía esperando porque confiaba
en su palabra, siempre lo hizo. Así que un día más, apartó el visillo y se
quedó con la mirada absorta en el exterior, canturreando por lo bajo aquella
melodía que solían bailar, y que inevitablemente desembocaba en una noche de
amor donde el único engaño era el tiempo: parecía que se detenía pero siempre
era la noche más corta de sus vidas.
Cerró los ojos y dejó de mirar hacia el jardín unos
segundos. Solo así era capaz de volver a percibir su olor. Cada vez que lo
conseguía, una sonrisa irrefrenable se dibujaba en sus labios; sabía que él le
besaría la punta de la nariz como hacía
siempre que la veía sonreír, y así reirse como dos chiquillos; como cuando se
conocieron en el Conservatorio de Música, en una sala enorme y fría, esperando
su turno para examinarse. Él con su fagot a cuestas, ella sin su piano. Ya
entonces le hizo reír por primera vez hinchando su carrillo derecho
intermitentemente. Le gustó aquel payaso que, muerto de nervios, supo hacerle
reír antes de que dijesen su nombre para entrar a examinarse: María
Arruenabarrena. Se volvió.
-¿Sra.
Arruabarrena? Era aquel jovencito tan majo de la bata blanca, que la acompañaba
a pasear por el jardín. Debía recordarle que la llamara María, no hacía falta
tanta formalidad aunque fuera una señora
viuda muchísimo mayor que él.
¿Me permite acompañarla al comedor para la cena? Ya ha
anochecido -añadió el celador.
Será un placer -respondió María- esta noche ya no vendrán a buscarme.
*****
8.
Título: Noche sin estrellas
Autor: Kira Magic. Puntuación:
22.80
Y al otro lado de la ventana,
nada de nada, sólo silencio. Amanece. Todo está aquí. Reposa en mi mente y en las huellas que dejó
la noche sobre mi alma.
Despierto... en cama ajena, libre de ropas, cautiva de
recuerdos. Llegan a mi mente las palabras del poeta.......”nada es mezquino, ni
ninguna hora es arisca, y es larga la ventura de la noche”.
Entra el sol
tímidamente a traves de la persiana. El juego de luces apaga las penumbras que llenaban la estancia. Plácido
alba primaveral totalmente opuesto al frenético ocaso que lo precedió..... la
noche acababa.
Comenzó llena de augurios y de miedos. Pausados silencios,
risas entrecortadas, palabras con eco y cena con vino blanco. Y llegó el
momento, el primero, el deseado...........el que intuía y esperaba con anhelo
desde hacía días.
Cuando se materializan los sueños, o se rompen o explotan
provocando miles nuevos. Y así sucedió. Sentí morir tres veces para renacer de
nuevo. A cada una le acompañó el sordo murmullo de palabras no escritas, de
sonrisas, de miradas en ojos ciegos, de luces que rompen más que el sol la
espesa oscuridad de aquella noche sin estrellas.
Y de nuevo el poema........su estrofa final......”y a la
virgen más joven, le subirá la leche al pecho”
Me giro sobre la cama, quiero prolongar la
vigilia....macerar las emociones, revivirlas, grabarlas en mi cuerpo para
dejarme llevar de nuevo por ellas. Todo se mezcla..... y se diluye con la misma
rapidez con que aumentan los cálidos rayos de sol que acarician mi cara.
Noto un tacto sedoso sobre mi pierna destapada. Un gato de
largo pelo blanco, azules ojos y erguida cola, se acurruca a mi lado. Me mira
fijamente como diciéndome... otra noche así, y me voy de casa.
*****
9.
Título: Y al final, la nada
Autor: Alhadia. Puntuación: 21.55
Y al otro lado de la ventana,
nada de nada… ni la silueta de su esbelta figura, ni la mirada que taladraba su
mente ni la suave cadencia de su danza.
Era jueves y debía estar allí. Era la hora y no aparecía. La
ansiedad comenzaba a abrumarle por la vana incertidumbre… aquel cristal se
mantenía desnudo de vida y su mente presa del vacío comenzó a vagar en el
pasado.
Hacía ya 4 meses que la conoció y desde entonces todos los
jueves iba a verla. Su belleza, la cándida sonrisa que escondía una mente
sensual y desconcertante le extasiaba hasta tal punto de quererla para él.
Nunca cruzaron palabra, nunca susurraron sentimientos pero
su mirada, cómplice traductor de lo que sentía, se bastaba para decir lo mucho
que la anhelaba.
La melancolía desató las lágrimas de quien estaba
profundamente derrotado. La pasión con la que se aferró a ella le extrajo de la
realidad y le marcó de por vida.
La esperó aquella noche desesperada, la siguió preso de sus
celos, la alcanzó en la penumbra y abrazándola hundió el cuchillo en su
vientre. Las miradas quedaron presas en un instante de pérdida e incomprensión
y después la nada.
La quería para él y aquel club de streaptease no era lugar
para ella. Demasiadas miradas, excesiva lascivia depositada en algo que era
suyo… Se convenció en la idea de tener que hacerlo… no la podía compartir… y
ahora la nada le invadía por completo.
*****
10.
Título: La indiferencia
Autor: Josie Athens . Puntuación:
21.25
Y al otro lado de la ventana, nada de nada.
Atrás habían quedado aquéllos momentos llenos de éxtasis y felicidad. En aquél
tiempo nos amamos con pasión y nos entregamos mutuamente. Recuerdo la caricia
inocente, la mirada provocadora, la voz dulce y romántica. No había algo más
importante que estar juntos, a veces solo platicando, haciendo planes para el
futuro, diciéndonos mil y un cosas que nos hacían sentir mejor. No niego que no
todo fue color de rosa. Tuvimos malos momentos y nos enojamos sin motivo, pero
de algún modo nuestro amor era capaz de superar cualquier obstáculo.
Con el tiempo, las diferencias parecían aumentar. ¿Por qué
ella no sabe perdonar? ¿Por qué siempre tengo que pedir perdón yo? ¿Acaso sólo
yo me equivoco?
Me arrepiento de no haber apreciado más esas palabras sabias
que la gente de más edad te comparte: "No se vayan a la cama enojadas,
platiquen antes de acostarse". Al parecer mi estrategia fue un fracaso.
Simplemente me levantaba a la mañana siguiente y olvidaba todo. Borrón y cuenta
nueva para mi. Ese fue mi error. Ella no olvidaba, lo mantenía guardado en su
corazón.
Día tras día la indiferencia fue creciendo. Primero
desparecieron las sonrisas, aquéllas carcajadas que te dicen que las cosas van
bien. Su voz seca, sin emoción ya no pedía, sólo indicaba, ordenaba.
Luego, al parecer, comencé a ser invisible. Si comenzaba a
tocar un tema ella volteaba la mirada, algo había que hacer que era más
importante. Dejó de contestar mis deseos de buenas noches y buenos días. ¿Sabrá
del efecto del vacío que produce?
Como una flor que no ha sido regada, cuidada, así le paso a
nuestro amor. Ha muerto. Quisiera hubiera odio o celos. Es peor, ya no queda
nada.
*****
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