Auténtico paseo para nostálgicas es lo que es esta expo de Mariat Benoir, presentada en la Aduana Vieja. Su propuesta es una invitación a regresar a los vericuetos de los recuerdos de la infancia por ese mundo ahora casi perdido del circo. Un paseo que nos obliga a evocar lo que era el circo clásico con sus fieras, sus equilibristas, su fantasía y sus risas, sobe todo sus risas, con el imprescindible número de los payasos. Payasos de caras a colorines, ropas estrafalarias y zapatones, tontos y relistos y payasos de cara blanca y traje brillante, listos y burlados. Mariat le ha dedicado arte y talento, como acostumbra con su buen hacer, a recopilar todas esas imágenes que encierran estos recuerdos para conducirnos por este paseo de las nostalgias y convencernos de que aquel mundo, el del circo, no ha muerto sino que se renueva, con claras distancias de aquello, en formas nuevas de los espectáculos que lo continúan y en otro espectáculos que no lo prolongan tan explícitamente, pero que lo contienen, porque el circo como tal no puede morir. Está dentro de nosotras mismas.
Fin
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