Me gusta verte correr
gacela ágil y ligera
con tu carcaj de flechas lleno
y la determinación por lo que lo haces.
Sujetas el arco,
colocas la flecha,
tensas la cuerda
y la disparas.
La flecha va a su objetivo
de tu pieza cobrada.
Enseguida reanudas tu carrera
con tus pies alados
con tus pies alados
para volver a disparar.
La flecha sale directa
y al clavarla en el corazón
sonríes satisfecha
porque sabes que es pieza segura.
Tu secreto queda a salvo.
El placer que te da cobrar las piezas.
cazarlas sin matarlas,
sintiendo que pieza alcanzada
es sagrada.
Te contaré un secreto,
mi diosa Diana Cazadora.
Tanto me gusta mirarte
pero eso sólo no me basta.
Yo también deseo tus flechas,
las que clavas en el alma.
Nama
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