(Las dos novias están situadas juntas
frente a la oficiante y esta comienza:)
Cuando el amor os llame, seguidle,
aunque sus caminos sean duros y escarpados.
Y cuando sus alas os envuelvan, doblegaos a él,
aunque la espada oculta entre sus plumas pueda heriros.
Y cuando os hable, creed en él,
aunque su voz pueda desbaratar vuestros sueños así
como el viento del norte convierte al jardín en hojarasca.
Porque así como el amor os corona, os crucifica.
Así como os hace crecer, también os poda.
Así como se eleva hasta vuestras copas y acaricia
vuestras más frágiles ramas que tiemblan al sol, también
penetrará hasta vuestras raíces y las sacudirá de su arraigo a la tierra.
aunque sus caminos sean duros y escarpados.
Y cuando sus alas os envuelvan, doblegaos a él,
aunque la espada oculta entre sus plumas pueda heriros.
Y cuando os hable, creed en él,
aunque su voz pueda desbaratar vuestros sueños así
como el viento del norte convierte al jardín en hojarasca.
Porque así como el amor os corona, os crucifica.
Así como os hace crecer, también os poda.
Así como se eleva hasta vuestras copas y acaricia
vuestras más frágiles ramas que tiemblan al sol, también
penetrará hasta vuestras raíces y las sacudirá de su arraigo a la tierra.
Os digo esto, xxxxxxxx y xxxxxxxx, con las palabras del poeta libanés Gibran
Jalil Gibran y con ellas prosigo:
Como espigas de trigo, os cosecha.
Os apalea para desnudaros.
Os trilla para libraros de vuestra paja.
Os muele hasta dejaros blancas.
Os amasa hasta que seáis ágiles,
y luego os entrega a su fuego sagrado, y os transforma
en pan sagrado para el festín de Dios.
Todas estas cosas hará el amor por vosotras para que
podáis conocer los secretos de vuestro corazón, y con
este conocimiento os convirtáis en un fragmento del corazón de la Vida.
Pero si en vuestro temor sólo buscáis la paz del amor,
el placer del amor,
las mieles del amor,
entonces más vale que cubráis vuestra desnudez y
os apartéis de la senda del amor.
Como espigas de trigo, os cosecha.
Os apalea para desnudaros.
Os trilla para libraros de vuestra paja.
Os muele hasta dejaros blancas.
Os amasa hasta que seáis ágiles,
y luego os entrega a su fuego sagrado, y os transforma
en pan sagrado para el festín de Dios.
Todas estas cosas hará el amor por vosotras para que
podáis conocer los secretos de vuestro corazón, y con
este conocimiento os convirtáis en un fragmento del corazón de la Vida.
Pero si en vuestro temor sólo buscáis la paz del amor,
el placer del amor,
las mieles del amor,
entonces más vale que cubráis vuestra desnudez y
os apartéis de la senda del amor.
Xxxxx y xxxxx tomaros de la mano.
((Ambas se cogen de la mano))
Para que entréis en el mundo sin estaciones, donde
reiréis, pero no todas vuestras risas, y lloraréis,
pero no todas vuestras lágrimas.
El amor sólo da de sí y nada recibe sino de sí mismo.
El amor no posee, y no quiere ser poseído.
Porque al amor le basta con el amor.
Y no penséis que podéis dirigir el curso del amor,
porque el amor, si os halla dignas, dirigirá él vuestros corazones.
El amor no tiene más deseo que el de alcanzar su plenitud.
Pero si amáis y habéis de tener deseos, que sean estos:
De diluiros en el amor y ser como un arroyo que
canta su melodía a la noche.
De conocer el dolor de sentir demasiada ternura.
De ser herido por la comprensión que se tiene del amor.
De sangrar de buena gana y alegremente.
De despertarse al alba con un corazón alado y dar
gracias por otra jornada de amor;
De descansar al mediodía y meditar sobre el éxtasis
del amor;
De volver a casa al crepúsculo con gratitud,
Y luego dormirse con una plegaria en el corazón para
el bien amado, y con un canto de alabanza en los labios.
Como
símbolo y expresión de vuestro matrimonio que ahora refrendáis
entregaros y compartir las arras.
((Ambas se intercambian las monedas))
Con el
matrimonio, hoy nacéis juntas y juntas para siempre.
Estaréis juntas cuando las alas
blancas de la muerte esparzan vuestros días.
Sí; estaréis juntas aun en la
memoria silenciosa de Dios. Pero dejad que haya espacios en vuestra cercanía.
Y dejad que los vientos del
cielo dancen entre vosotras.
Amaos la una a la otra, pero no hagáis del amor una
atadura.
Que sea, más bien, un mar
movible entre las costas de vuestras almas.
Llenaos la una a la otra
vuestras copas, pero no bebáis de una sola copa.
Daos la una a la otra de
vuestro pan, pero no comáis del mismo trozo.
Cantad y bailad juntas y estad
alegres, pero que cada uno de vosotras sea independiente.
Las cuerdas de un laúd están
solas, aunque tiemblen con la misma música.
Dad vuestro corazón, pero no
para que vuestra compañera lo tenga.
Porque sólo la mano de la Vida
puede contener los corazones.
Y estad juntas, pero no
demasiado juntas. Porque los pilares del templo están aparte.
Y, ni el roble crece bajo la
sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble.
((Ambas comparten un velo
blanco y rojo))
Tu razón y tu pasión son el timón y las
velas de tu alma marinera.
Si o tus velas o tu timón esté roto,
sólo puedes sacudir e ir a la deriva o pararte en el medio del mar.
Porque la razón, dictaminando sola, es
una fuerza limitadora; y la pasión, desatentada, es una llama que se quema
hasta su propia destrucción.
Por eso deja a tu alma que exalte tu
razón a la alteza de la pasión, para que cante;
Y que ella dirija tu pasión con razón,
para que tu pasión viva por su propia resurrección diaria, y como el fénix suba
arriba de sus propias cenizas.
Entregaros y colocaros las ataduras de
las alianzas.
((Una se la coloca a la otra y la otra a
la una))
(((Ejemplo:
XXXXX, hoy me entrego a ti y uno mi vida a la tuya
como esposa y amante. Seré tu roca, tu
brújula, el hombro donde apoyarte cuando más lo necesites. A partir de hoy
caminaremos juntas siempre porque siempre te querré.
XXXX Hoy
te tomo como mi esposa. Ante nuestros amigos prometo amarte, darte alegrías y apoyarte siempre que me necesite.
Te quiero tanto por tus virtudes como por tus defectos, y me ofrezco a ti
esperando que me quieras por los míos. Desde este día estaremos siempre unidas.
Libremente os habéis manifestado ante
todos los testigos que habéis elegido. Yo os declaro mujer y mujer.
El placer es una canción de libertad,
Pero no es la libertad.
Es el florecer de sus deseos,
Pero no es las frutas de los deseos.
Es una profundidad llamando a una cima,
Pero no es ni lo profundo ni lo alto.
Es el enjaulado alzando el vuelo,
Pero no es el espacio abarcado.
Sí, verdaderamente, el placer es una
canción de libertad.
Y yo les pediría que lo canten con
hartura del corazón; pero no les pediría que pierdan sus corazones por el
cantar.
Ven a sus campos y sus jardines, y
aprenderán que es el placer de la abeja recoger miel de la flor,
Pero también es el placer de la flor
darle su miel a la abeja.
Porque para la abeja la flor es una
fuente de la vida,
Y para la flor la abeja es un mensajero
del amor,
Y para las dos, la abeja y la flor, el
dar y el recibir de el placer es una necesidad y un éxtasis.
Como despedida y recordatorio os repito:
Se os ha dicho que, como una cadena,
sois tan fuertes como vuestro más débil eslabón.
Eso es sólo una verdad a medias. Sois
también tan fuertes como vuestro eslabón más fuerte.
Mediros por vuestra más pequeña acción
es como calcular el poder del océano por la fragilidad de su espuma.
Juzgaros por vuestras fallas es como
culpar a las estaciones por su inconstancia.
¡Ay! Sois como un océano.
Y, aunque barcos pesados esperan la
marea en vuestras playas, como el océano, no podéis apurar vuestras mareas.
Y, sois también como las estaciones.
Y, aunque en vuestro invierno neguéis
vuestra primavera, la primavera, reposando en vosotras, sonríe en su ensoñación.
Daros el beso de esposas, que lo sois ya
ante todos vuestros testigos e id con ellos a compartir vuestra alegría.
Fin
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