viernes, 25 de abril de 2014

CALIDOSCOPIO



CALIDOSCOPIO

Nuestro mundo íntimo era un calidoscopio
que movían tus dedos de ágata y perlas.
Giraba veloz, como una óptica noria que ofreciese
un sueño móvil a nuestros ojos, perpetuamente asombrados.
¡Qué bellas coloraciones danzaban incansables!

Teníamos a nuestro alcance fantasías góticas
en forma de vidrieras transmutadas por el sol.
Teníamos campos abiertos a florestas que crujían al hollarlas
con  nuestras felices pisadas.
Teníamos mares infinitos, sembrados de zafiros
que cabrilleaban al conjuro de los vientos.

¿Por qué cediste el giro del calidoscopio a otras manos?
Los colores rosas pasaron a bermellones iridiscentes
que quemaban nuestras pestañas.

Los lilas dulces se convirtieron en morados penitenciales
flagelando nuestras retinas.
Los tonos esmeralda en tristes verdes ajados…
Y los azules impolutos en grises deslavazados.

Estamos recobrando poco a poco los tonos perdidos, 
cambiando estructuras dañadas en aquél calidoscopio
de nuestro mundo amado.
Pretendemos que todo vuelva a lucir igual que antes…
Pero… ¡qué difícil es borrar los amargos colores de la decepción!

R.B.


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