El martes 22 de octubre de 2013 celebramos por todo lo grande que pudimos el cincuenta aniversario de la publicación de "Rayuela" de Julio Cortázar en Diotima R&D. Fue un evento sencillo y afectivo, ahí estuvo la grandeza, y esta fue la dedicatoria:
Yo conocí a Julio Cortázar leyendo un relato fantástico suyo “Autopista del Sur” con el que abre su libro “Todos los fuegos el
fuego” y en el que narra un embotellamiento que dura varios meses y en el que
se crea una minicomunidad sobre la carretera. Me impresionó y me desazonó. No
sabía entonces que su mejor fuerza estaba en mirar hacia adentro de nosotros
mismos. Esto lo descubrí hace más de diez años cuando devoré Rayuela.
Inicialmente iba desconcertada porque era una
novela que, en contra de lo usual, se
podía leer de muy diferentes maneras. Los capítulos en orden secuencial. Pero
no todos. Sólo una parte y la otra dejarla. Por un orden aleatorio que
precisaba el autor o también en el orden que te diera la gana jugando con la
propia subjetividad. ¿Era el comienzo de un caos? Era la antinovela
como se le definiera para mí que todavía no había descubierto la antipoesía a
la que me adscribiría como antipoeta. O la contranovela, como la definiera el
propio Cortázar en la que empuja al lector a la actividad y al protagonismo.
En aquellos momentos no sabía si
me encontraba ante el típico palabrero argentino. No había descubierto que era
el mago de las palabras. Con su
escritura introspectiva nos introducía en un mundo propio para contarnos la
historia de Horacio Oliveira y su amor y desamor por la Maga. Una mujer primaria
que compartía sus días en un ajeno Paris
entre sesudos intelectuales que analizaban de continuo la realidad pero no avanzaban por ella.
Contanovela, el acceso al
surrealismo y un puntal de boom narrativo hispanoamericano era lo que llegaría
a representar aquella historia contada como el juego de la rayuela, pintada con
yeso sobre el asfalto para saltar a la pata coja sobre las casillas hasta alcanzar
la final, el cielo de la rayuela.Todo en un recorrido por la introspección del
ser humano entre sus paradojas y contradicciones, que era la forma de
describirse y de descubrirnos a nosotros
mismos.
Desde que hace 50 apareció
Rayuela ha permanecido como lo que es. Un hito narrativo en el que el solemne, como buen argentino, don Julio
derrama su escritura empapándonos con sus palabras con una peculiar visión de la realidad. No se trata de un
juego fácil - la vida no lo es-, pero si de una vivencia intensa la que nos facilita
su escritura para llegar a ella.
El que escribió cosas tan bellas
como: "Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo. Lo que me gusta de tu sexo
es la boca. Lo que me gusta de tu boca es la lengua. Lo que me gusta de tu
lengua es la palabra." En eso estamos, en las palabras, a las que se llega
tras tan prodigioso itinerario.
Hace año y medio Kar Gabilondo nos ofreció una estupenda
performance para homenajear a su amado Cortázar y permitirnos y disfrutar de
él, sumergiéndonos en la lectura de su obra por parte del propio autor,
mientras se escucha música de jazz, junto con la
creación de Morlita Quan que nos
permitía físicamente sumergirnos en el espacio y flotar en él, como en la
propia conciencia
Al cumplirse los 50 años de la
aparición de Rayuela todo esto vuelve
Diotima como un homenaje a la obra, al
autor y a quienes podemos mirar hacia
atrás en este corto intervalo y, como ejemplo,
ver lo que es ahora el propio Kar, entonces tan solo un animoso Herr que
intentaba abrirse un hueco entre nosotras para poder brindarnos su empuje y
creatividad, con, por ejemplo, esa densa estela que está dejando la CAP
genial de los musicales.
O Morlii Morlita, que tampoco ha cesado de regalarnos con su
creatividad en el campo de la música o la imagen, hasta llegar al peldaño más reciente de sus poemas intimistas.
Así tiene todo su sentido esta celebración de los 50 años de Rayuela y en estos días volverá don
Julio, de la mano de Kar, a estar presente para inundar, como un magnifico símbolo
el intríngulis del laberinto de Diotima, otra rayuela, en donde “cada vez iremos sintiendo menos y
recordando más”
Namarya Xue
De Diotima Editorial en Second Life.
Fotos: Dahir Sapphire
Fotos: Dahir Sapphire