viernes, 8 de junio de 2012

SEMANA 4. I CONCURSO LSD DE MICRORELATOS



Cuarta semana del concurso de Microrrelatos Leyendo sueños Diotima (LSD) que en esta edición se celebró en la librería de Diotima en Barcelona Echoes . Esta es la presentación del evento efectuada por su directora Mar Shilova y los relatos que llegaron al certamen.

Hola buenas noches a todos y a todas
Como en cualquier competición de la categoría de la nuestra, vamos llegando al final del camino. Pero tengo una buena noticia para todos. El concurso se va a alargar dos semanas, porque nos es imposible cortar ahora que todos estamos tan animados.
He de decir que es un placer ver el nivel de los participantes que es elevadísimo, y que el entusiasmo demostrado por todas las amigas y amigos de Diotima es tan grande que nos llena de verdadero orgullo para seguir adelante con el concurso.
Hoy vamos a presentar diez relatos, diez formas distintas de imaginar una historia con un principio idéntico. La frase de la semana era “Y al otro lado de la ventana, nada de nada”. Una frase que siendo neutra, nos permitía fantasear sobre lo que deseamos ver cuando miramos por una ventana.
Así que mejor empezamos con la lectura ya, no os parece?

1.       Título: Divertimento final
              Autor: Cool Vella. Puntuación: 24.45
              Y al otro lado de la ventana, nada de nada. No es que no divisara nada digno de interés o especialmente bello. No era que ante mi vista se extendiera cualquier tipo de superficie amplia y anodina, sin singularidad alguna que sirviera de referencia. Sencillamente, nada. Un vacío absoluto de indefinible color.
Me siento extraordinariamente sobresaltado en esos primeros momentos que siguen al despertar. Miro y veo, en mi muñeca, junto al lugar que suele ocupar el reloj, unos números grabados en mi piel. Una primera secuencia 21022012 que coincide con la fecha. Sobre ella, otra más corta y enigmática: 0550. Las dos se extienden dibujadas en rojo.
Un pensamiento fugaz, pero de extraordinaria claridad: todos los que aquí vienen, mientras desgranaban sus vidas, se entrenaban para estar muertos. Sin duda es éste mi momento y estoy en el inicio después de mi final. Era mi fecha. Era mi hora.
A un primer desasosiego, sigue el miedo, el pavor. A todo esto le sigue la aceptación. Me rindo a la evidencia y empieza a nacer la ansiedad curiosa por aquello que ha de venir o ¿será nada y nada más?
Un estridente zumbido rompe el silencio y despierto. En mi reloj de mesilla estridencia roja luminosa. En la hora 05:50. En la fecha 21/02/2012. Empapado en sudor frío, respiro aliviado. Ha sido sueño, sólo una pesadilla. Ya más tranquilo inicio mi cotidiana rutina.
Al salir a la calle noto una humedad que no es orvallo, chirimiri o calabobos. ¡No! La lluvia era tan espesa, y tan persistente, que parecía ser lanzada con calderos sobre nuestras cabezas por cien manos a la vez. Sin pensármelo dos veces, me zambullo en ella. Me dejo llover, me dejo mojar, me dejo-con una sonrisa tonta de alivio dibujada en mi cara-… ¡Vivir!
*****

2.       Título: Alucinación
Autor: Natalia ectonite. Puntuación:  24.30                            
       Y al otro lado de la ventana, nada de nada, esa ausencia de vida me asustaba por sobre todas las cosas y me volví a mirar a mi hermano,
Hermano ayúdame, algo anda mal conmigo, te lo juro. Ayúdame
-Conejita, sabes que no puedo tratarte, no sería profesional de mi parte atenderte, un psiquiatra no debe atender a personas  con las que tiene lazos, tú eres mi conejita, yo no podría tratarte
-Por favor, suplique con lagrimas en mis ojos, te juro que algo me pasa, a veces cuando duermo escucho voces, me dicen que despierte, que la realidad me espera, Hermanito, a veces cuando hablamos siento que atan, me duelen las muñecas ¿Qué me pasa?
Me escuchaste analítico, miraste mis ojos, sonreíste dulce y te sentaste a mi lado, recuéstate, dijiste y pusiste tu cara profesional
Hablamos de mis padres, de mis sueños, los rotos, los olvidados, los escondidos y los jamás confesados.
Mientras hablábamos me invadió el terror -hermanito alucino- dame la mano, tu mano sujeto fuertemente la mía, a mi alrededor  todo se volvía blanco, una luz brillante me cegaba y cuando lograba ver, veía figuras  extrañas blancas  -hermanito-  gritaba
– tranquila ya paso
- Tengo miedo, ¿qué fue eso?
Eso es una alucinación, tranquila no es real, yo soy real, me aferre a tu mano y no quise soltarme, las alucinaciones se hacían cada vez más complejas, me veía a veces sujeta por correas, otras sola frente a una extraña ventana. Siempre que venían, tú aparecías, y me decías tranquila ya pasara, descansa en mi que soy real.
Y yo descansaba, pero un día, la alucinación gano y la ventana cerrada frente a mis ojos estalló, tuve miedo y me invadió el dolor, tu mi psiquiatra, mi amigo, mi confidente, mi hermano, eras la alucinación.
*****
3.       Título: Más convencional
Autor: Cool Vella. Puntuación: 24.10
Y al otro lado de la ventana, nada de nada. Eso se mostraba a mis ojos: la nada o, de forma más correcta y exacta, un desierto de plano pedregal que se extendía hasta el infinito o, mejor dicho, hasta el horizonte, esa línea donde nuestra vista, acostumbrada como nosotros a hacer las cosas pequeñas para que le sean asequibles, se empeña en confundir cielo, mar y tierra.
Pero mi relato no empieza en este punto casi conclusivo, sino unos diez minutos atrás. Fue en ese momento cuando desperté en la habitación en que desde hace un tiempo que no sé con certeza precisar, vivo encerrada. El por qué de mi secuestro y encierro es otra historia que no viene al caso, ni ahora contaré. Baste saber que no he sido maltratada o abusada, salvo si ha de ser así considerada la privación de libertad.
Desperté como cualquier día, pero algo no era igual. En mis muñecas no encontré los grilletes con que habitualmente era asegurada a la cama. Me sorprendió, al igual que el silencio espeso, carente de los escasos y lejanos, pero existentes, sonidos que solía percibir. Me incorporé y, tras un instante de duda, me aventuré a constatar la intuición. Me acerqué a la puerta y comprobé que su manilla se plegaba a mi deseo y se dejaba abrir. Atisbé el lúgubre pasillo y en su fondo una esperanzadora claridad. Me debatí en un mar hecho de miedos y dudas y, al final, avancé.
Con pasos que querían ser precavidos llegué a lo que era un salón sencillo con amplios ventanales en sus dos alejadas paredes. Llena de ansiedad me asomé a la más próxima ventana. Miré.
Puedo luchar contra el miedo, nunca contra el imposible. Sentada en mi cama espero no haber sido abandonada.
*****

4.       Título: El paseo
Autor: Algezares Magic. Puntuación: 23.70
Y al otro lado de la ventana, nada de nada y sin embargo tenían que estar allí. Aporreó la puerta, chilló, pateó… Su tiempo se acababa y nadie parecía darse cuenta…
Era su paseo rutinario después del desayuno, tenía que verificar unas cuantas cosas y, aunque sólo disponía de 30 minutos, estaba acostumbrado a hacerlo en 15. Como siempre que andaba con prisas, tenía la sensación de que algo se le olvidaba pero hoy sólo sería eso… una sensación propia de la urgencia.
Como hacía siempre al terminar de revisar el perímetro se quedó unos segundos extasiado con el paisaje. Aquella visión colmaba sus anhelos por lo que tan duramente había trabajado, por lo que desde pequeño había soñado y por lo que había perdido a la mujer que quiso…
Estaba empezando a preocuparse pues miraba el reloj y allí nadie aparecía. El mando que accionaba la puerta era lo que se le había olvidado, aquello tan pequeño y tan importante que ingenuamente pensó era otra sensación fallida. Esta vez era real y el tiempo corría…
Gritaba y nadie le oía, no sabía por qué se olvidaron de él. El tiempo corría y amenazaba seriamente su integridad… empezó a angustiarse cuando la respiración se le hizo más pesada. El miedo, la soledad, aquello que tanto amaba le iba a matar…
En la estación espacial, la rutina de otro monótono día había comenzado cuando el comandante inició su paseo. Ellos se afanaban por mantener las constantes de aquel inmenso lugar en algo tan hostil como el espacio exterior…
Sergei se ponía el traje sumido en sus pensamientos. Tenía que salir a revisar el arreglo del día anterior en la antena de  comunicaciones de la estación tan pronto el comandante volviera… y ya debía haber llegado.
*****

5.       Título: Un juego                                                      
Autor: Cool Vella. Puntuación: 23.65
Y al otro lado de la ventana, nada de nada. Detrás de aquellos vidrios, de aquella preciosa fachada que se conformaba alrededor de su rotunda estructura, no había nada. Si, invitados, nos atrevíamos a flanquear su puerta, en su interior sólo vacío. Un vacío espectacular, rotundo.
Así meditaba mientras observaba sus bellos ojos verdes. Así reflexionaba mientras me detenía contemplativo en la belleza de su rostro, en las elegantes formas no exentas tampoco de aquello que es conveniente para despertar el deseo. Era, sin duda, una mujer extraordinariamente bella y apetecible en lo estrictamente sensorial: sus facciones y aspecto, su aroma, el tacto de su piel, su sabor y hasta el timbre de su voz. Disfruto de ello con deleite y no me avergüenza pregonarlo.
Pero, detrás de todo ello, nada de nada. Ni bueno, ni malo. Ni frío, ni caliente. Ni dulce, ni amargo. Tal vez, por no ser injusto, una mínima capacidad de ser cortés, de saberse comportar, de querer agradar en términos de uso estrictamente social. Unas rutinas, me atrevo a aventurar, mínimamente implantadas y conseguidas más por imitación que por profunda y personal convicción.
Y mientras sigo leyendo junto a ella mi libro, sentados los dos tranquilos, al sol, en la mesa de la agradable terraza de esta cafetería tan próxima a la arena y al mar, la veo disfrutar en paz de los “santos” de su revista superficial. La miro y pienso, algo triste, en esa belleza tan vacía, tan llena de vacío intelectual. Luego reflexiono, recuerdo la edad que nos separa, me siento culpable por ese amargor que me dio la edad y, más relajado, contemplo, huelo, acaricio, escucho y hasta saboreo su espectacular belleza. ¿En qué pensará?-me digo-¿Pensar? ¡Que tontería! y sonrío, mientras ella me sonríe a mí.
(¡Cuando te morirás!
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6.       Título: (Sin título)
Autor: Yunus nyn. Puntuación: 23.65
Y al otro lado de la ventana, nada de nada. Sólo yo absorto en su recuerdo, la extraño.
-    ¡Ay mi vida cuanto trabajo, cuantas horas en el tajo para llegar a fin de mes!  ¿Sabes que haríamos si nos tocará la quiniela?
Le hablo aun a sabiendas que ella no responderá, sumida en ese profundo sueño que la silencia. Le hablo aunque sé que la quiniela no nos toca a la gente que trabaja de sol a sol dejándose los ojos, martilleando a zancadas, en máquinas de coser antiguas, ni a la gente que anuncia, a golpe de silbidos, el viejo oficio de afilador.
-    Si nos tocara una quiniela, tiraría esa máquina muy lejos. Sí, mi vida, la tiraría allá donde nadie llega, donde nadie la vea. Y nos iríamos en tren a conocer el mar. Azul, como tus ojos.
Acaricio su imagen con amor infinito sin esperar respuesta.
-    ¡Más quisiera el mar brillar como brillan tus ojos! Ni tu, ni yo hemos visto el mar.
Allí junto a ese soñado mar, me imagino que mi amada parecerá una estrella, una linda estrella de mar. De pequeño, una vecina me enseñó a buscar el sonido del mar en una vieja caracola que fue perdiendo la sintonía marina al mismo tiempo que se me iban cayendo los años, que se me iba la infancia.
-    Y caminaremos por la arena, descalzos, sin importar el color ni los agujeros que tengan los zapatos. ¿Sabes? Se me ha vuelto a abrir el agujero que tapé la semana pasada, con la media suela que encontré en la basura.
Se lo digo bajito, ahora que no me oye.
Casi todas las noches le abro mi alma a una foto antigua, amparado en el secreto de confesión de su sueño, mi amada eterna.
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7.       Título: Maria
Autor: Kar Gabilondo. Puntuación: 23.25       
Y al otro lado de la ventana, nada de nada. Llevaba  esperando mucho tiempo a que él la viniera a buscar pues así se lo prometió aquel día de enero antes de partir. Habían pasado años, pero ella seguía esperando porque confiaba en su palabra, siempre lo hizo. Así que un día más, apartó el visillo y se quedó con la mirada absorta en el exterior, canturreando por lo bajo aquella melodía que solían bailar, y que inevitablemente desembocaba en una noche de amor donde el único engaño era el tiempo: parecía que se detenía pero siempre era la noche más corta de sus vidas.
Cerró los ojos y dejó de mirar hacia el jardín unos segundos. Solo así era capaz de volver a percibir su olor. Cada vez que lo conseguía, una sonrisa irrefrenable se dibujaba en sus labios; sabía que él le besaría  la punta de la nariz como hacía siempre que la veía sonreír, y así reirse como dos chiquillos; como cuando se conocieron en el Conservatorio de Música, en una sala enorme y fría, esperando su turno para examinarse. Él con su fagot a cuestas, ella sin su piano. Ya entonces le hizo reír por primera vez hinchando su carrillo derecho intermitentemente. Le gustó aquel payaso que, muerto de nervios, supo hacerle reír antes de que dijesen su nombre para entrar a examinarse: María Arruenabarrena. Se volvió.
      -¿Sra. Arruabarrena? Era aquel jovencito tan majo de la bata blanca, que la acompañaba a pasear por el jardín. Debía recordarle que la llamara María, no hacía falta tanta formalidad aunque  fuera una señora viuda muchísimo mayor que él.
¿Me permite acompañarla al comedor para la cena? Ya ha anochecido -añadió  el celador.
Será un placer -respondió María-  esta noche ya no vendrán a buscarme.
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8.       Título: Noche sin estrellas
Autor: Kira Magic. Puntuación: 22.80    
Y al otro lado de la ventana, nada de nada, sólo silencio. Amanece. Todo está aquí.  Reposa en mi mente y en las huellas que dejó la noche sobre mi alma.
Despierto... en cama ajena, libre de ropas, cautiva de recuerdos. Llegan a mi mente las palabras del poeta.......”nada es mezquino, ni ninguna hora es arisca, y es larga la ventura de la noche”.
 Entra el sol tímidamente a traves de la persiana. El juego de luces apaga las  penumbras que llenaban la estancia. Plácido alba primaveral totalmente opuesto al frenético ocaso que lo precedió..... la noche acababa.
Comenzó llena de augurios y de miedos. Pausados silencios, risas entrecortadas, palabras con eco y cena con vino blanco. Y llegó el momento, el primero, el deseado...........el que intuía y esperaba con anhelo desde hacía días.

Cuando se materializan los sueños, o se rompen o explotan provocando miles nuevos. Y así sucedió. Sentí morir tres veces para renacer de nuevo. A cada una le acompañó el sordo murmullo de palabras no escritas, de sonrisas, de miradas en ojos ciegos, de luces que rompen más que el sol la espesa oscuridad de aquella noche sin estrellas.
Y de nuevo el poema........su estrofa final......”y a la virgen más joven, le subirá la leche al pecho”
Me giro sobre la cama, quiero prolongar la vigilia....macerar las emociones, revivirlas, grabarlas en mi cuerpo para dejarme llevar de nuevo por ellas. Todo se mezcla..... y se diluye con la misma rapidez con que aumentan los cálidos rayos de sol que acarician mi cara.
Noto un tacto sedoso sobre mi pierna destapada. Un gato de largo pelo blanco, azules ojos y erguida cola, se acurruca a mi lado. Me mira fijamente como diciéndome... otra noche así, y me voy de casa.
*****
                                 
9.       Título: Y al final, la nada
Autor:  Alhadia. Puntuación: 21.55     
Y al otro lado de la ventana, nada de nada… ni la silueta de su esbelta figura, ni la mirada que taladraba su mente ni la suave cadencia de su danza.
Era jueves y debía estar allí. Era la hora y no aparecía. La ansiedad comenzaba a abrumarle por la vana incertidumbre… aquel cristal se mantenía desnudo de vida y su mente presa del vacío comenzó a vagar en el pasado.
Hacía ya 4 meses que la conoció y desde entonces todos los jueves iba a verla. Su belleza, la cándida sonrisa que escondía una mente sensual y desconcertante le extasiaba hasta tal punto de quererla para él.
Nunca cruzaron palabra, nunca susurraron sentimientos pero su mirada, cómplice traductor de lo que sentía, se bastaba para decir lo mucho que la anhelaba.
La melancolía desató las lágrimas de quien estaba profundamente derrotado. La pasión con la que se aferró a ella le extrajo de la realidad y le marcó de por vida.
La esperó aquella noche desesperada, la siguió preso de sus celos, la alcanzó en la penumbra y abrazándola hundió el cuchillo en su vientre. Las miradas quedaron presas en un instante de pérdida e incomprensión y después la nada.
La quería para él y aquel club de streaptease no era lugar para ella. Demasiadas miradas, excesiva lascivia depositada en algo que era suyo… Se convenció en la idea de tener que hacerlo… no la podía compartir… y ahora la nada le invadía por completo.
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10.   Título: La indiferencia
Autor: Josie Athens . Puntuación: 21.25                          
      Y al otro lado de la ventana, nada de nada. Atrás habían quedado aquéllos momentos llenos de éxtasis y felicidad. En aquél tiempo nos amamos con pasión y nos entregamos mutuamente. Recuerdo la caricia inocente, la mirada provocadora, la voz dulce y romántica. No había algo más importante que estar juntos, a veces solo platicando, haciendo planes para el futuro, diciéndonos mil y un cosas que nos hacían sentir mejor. No niego que no todo fue color de rosa. Tuvimos malos momentos y nos enojamos sin motivo, pero de algún modo nuestro amor era capaz de superar cualquier obstáculo.
Con el tiempo, las diferencias parecían aumentar. ¿Por qué ella no sabe perdonar? ¿Por qué siempre tengo que pedir perdón yo? ¿Acaso sólo yo me equivoco?
Me arrepiento de no haber apreciado más esas palabras sabias que la gente de más edad te comparte: "No se vayan a la cama enojadas, platiquen antes de acostarse". Al parecer mi estrategia fue un fracaso. Simplemente me levantaba a la mañana siguiente y olvidaba todo. Borrón y cuenta nueva para mi. Ese fue mi error. Ella no olvidaba, lo mantenía guardado en su corazón.
Día tras día la indiferencia fue creciendo. Primero desparecieron las sonrisas, aquéllas carcajadas que te dicen que las cosas van bien. Su voz seca, sin emoción ya no pedía, sólo indicaba, ordenaba.
Luego, al parecer, comencé a ser invisible. Si comenzaba a tocar un tema ella volteaba la mirada, algo había que hacer que era más importante. Dejó de contestar mis deseos de buenas noches y buenos días. ¿Sabrá del efecto del vacío que produce?
Como una flor que no ha sido regada, cuidada, así le paso a nuestro amor. Ha muerto. Quisiera hubiera odio o celos. Es peor, ya no queda nada.
*****

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