viernes, 18 de septiembre de 2015
miércoles, 2 de septiembre de 2015
LAIS DE LAIS
*Hable e Friné y Targelia y entre las famosas hetairas griegas he de mencionar también a Lais, que no era una sino varias, pues con ese nombre hubo tantas en la Grecia Antigua que es un nombre que casi se considera sinónimo de hetaira. Tres son las más conocidas que suelen confundirse entre sí y con la cortesana, también conocida como Tais, del s. IV, concubina del Gran Alejando, con quien protagonizó, según la leyenda, números sonados, como el incendio de Persépolis, y que luego, con Ptolomeo I Soter, uno de sus lugartenientes y herederos, compartió trono como reina de Egipto.
*Se decía de ella que era la mujer más hermosa que hubiera existido jamás y que sólo se entregaba a quienes amaba. Rechazó al orador Demóstenes por prepotente y, sin embargo aceptó a Diógenes, el que vivía en un barril, por el placer de acostarse con un filósofo denostado y tenerlo a sus pies como un esclavo sexual. El escultor Mirón le ofreció abundantes presentes pero ella le rechazó. Al día siguiente Mirón se acicaló y volvió a la carga. “Ayer rechacé a tu padre y hoy a ti” –le dijo.
La frecuentaban filósofos y autores y la presumía e no haber leído una sola línea suya y confidencial e indiscretamente afirmaba: “Si supieras lo que me piden estos sabios cuando están a solas conmigo…” Acabó perdiendo su condición de hetaira y convirtiéndose en una vulgar prostituta. La leyenda cuenta que cuando contaba 70 años se enamoró de un joven de 20 y se ofreció públicamente a él en el templo. Las mujeres presentes se escandalizaron y la apedrearon hasta matarla.
Lais de Licara era oriunda de un pueblo de Sicilia y menos conocida a la que se la confunde con la anterior. Fue coetánea y rival de Friné. *La tercera Lais era originaria también de Corinto. La descubrió en el tempo Apeles, el pintor de Alejandro Magno, cuando contaba 10 año de edad. La hizo su modelo y la llevó a Atenas donde triunfó en plena juventud, contando entre sus amantes aparte de Apeles con Demóstenes. Años más tarde al volver a su ciudad fue a hacer una ofrenda de flores a Afrodita. Cuando llegó el templo todos los fieles de la diosa con sus sacerdotisas la abrieron paso deslumbrados por su belleza. Tras depositar la corona a los pies de la estatua se quitó la túnica para ofrendársela también y al contemplarla desnuda mujeres y hombres la aclamaron y la sacaron a hombros convirtiéndose desde ese día en la reina de las hetairas de Corinto.
Desde Aspasia, situada en la cima del poder, Targelia la diplomática, hasta la divina Friné, espléndida magnánima y generosa, como era reconocida, a la primera Lais, ejemplar hedonista que deslumbró a filósofos y diletantes o a la otra Lais, también de Corinto, que emocionó a Apeles, como lo hiciera Campaspe, y reinó en su ciudad, como la otra Lais, que deslumbró a Alejandro y reinó en Egipto, una tras otra jalonan los hitos del poder de la belleza. Hermosas y deslumbrantes mujeres que ejercieron en plenitud este arte de ser mujer imponiéndose sobre los hombres con el poder de la belleza.
Namarya Xue
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